No, nada llega tarde,
ni el amor tardío,
ni el hijo deseado.
Ni el beso bendito
que te remueve las entrañas.
No, no llega tarde,
la llamada inesperada,
o la que esperas y no llega.
Ni la decepción
ni la alegría,
nada llega tarde,
porque igual que las rosas tienen espinas,
la vida te da y te quita,
y te enseña
que nada llega tarde….
Amelia Medina Cuadros